Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
domingo, 24 de julio de 2011
Mensaje de Santa Ana

Mis queridos hijitos, esta semana cuando celebren Mi día, Yo, Ana, Madre de la Virgen María, sierva del Señor, vengo una vez más a bendecirlos, a darles Mi Paz y a llamarlos a crecer cada vez más en el Amor de Dios, siendo verdaderos azúcares y lirios del Señor, donde Él pueda sentir el dulce y agradable perfume del amor, la pureza, la bondad y todas las virtudes en ustedes.
Sean los lirios del Señor, creciendo cada vez más en la virtud del amor, que agrada al Señor y da valor eterno a todas sus obras y oraciones. Para que cada día su alma exhale el dulce y fragante perfume del amor divino, de la caridad suprema, para perfumar este mundo lleno del mal olor del odio, el pecado y la rebelión contra Dios. Para que, su perfume de amor pueda extenderse siempre y llegar más lejos, transformando los pantanos podridos de las almas de tantos Nuestros hijos que están en pecado, para convertirse de nuevo en: hermosos, floridos y fragantes jardines para agradar al Señor Nuestro Dios.
Sean los azúcares y lirios del Señor, creciendo siempre más en la virtud de la pureza que tanto agrada al Señor, sobre todo, la pureza del corazón, huyendo siempre más de las ocasiones de pecado y de todo lo que desagrada, hiere, ofende al Señor, para que verdaderamente el Espíritu Santo pueda morar en sus almas, pueda morar siempre dentro de sus corazones y nunca deje sus almas entristecidas por sus pecados. Para que, día tras día, todas las virtudes, todos los frutos del Espíritu Santo puedan crecer en ustedes. Y que Él siempre los gracee con Sus santos dones, realizando en ustedes obras santas de gran valor que den satisfacción, alegría y contento al Altísimo.
Sean los azúcares y lirios del Señor, tratando cada día de obedecer más y más los Mensajes que Mi Hija Santa María les ha dado aquí, para que cada día puedan acercarse más al Señor y a Ella, alejándose siempre más del pantano del pecado donde estaban empantanados antes. Y cada vez más sus almas se conviertan en luminosas estrellas de perfección, santidad y amor ante el Señor.
Si son estos lirios y azúcares que Yo los invito a ser, diariamente darán a Mi Hija María Santísima una mística corona espiritual de muchos lirios y azúcares que Le complacerán mucho y que harán que Ella derrame sobre ustedes las más copiosas bendiciones y gracias de Su Inmaculado Corazón.
Toda mi vida he sido un lirio y un lirio muy puro del Señor, buscando en todo y por todo hacer la voluntad del Altísimo, cultivar en Mí las más variadas y ricas virtudes, buscando siempre más hacer Mi vida un himno perfecto de amor al Señor!
Si imitan Mi vida, seguirán el mismo camino que Yo he recorrido, y entonces seguramente llegarán a esa perfecta santidad que la Santísima Trinidad tanto desea y espera de ustedes.
Estoy con ustedes, mis hijitos! Ustedes que son los hijos de mi hija María. Yo también soy su Madre, ¡los cuido! Estoy a su lado en todo momento para ayudarles no solo a superar sus defectos y sus miserias internas, sino también a superar todas las pruebas y dificultades de esta vida y a ser fieles al Señor hasta el fin, y junto con mi hija María la Inmaculada Concepción, puedan aplastar la cabeza de Satanás y el pecado cada vez más con su santidad, con su amor y con su vida cada vez más escondida e inmersa en Su Inmaculado Corazón.
Yo, Ana, extiendo en este momento sobre todos ustedes Mi Manto de Protección y Amor y derramo sobre ustedes las más abundantes bendiciones de Mi Corazón de Madre. (Gran Pausa)
¡Los he bendecido Mis hijos!
Este Santuario, este lugar santo, es el lugar donde el Cielo ha hecho Su trono y derrama las gracias de salvación y paz a todos en abundancia!
¡Este es Mi trono! Esta es mi segunda casa en Nazareth, donde Yo, mi hija María, mi esposo Joaquin, y Dios Mismo moramos día y noche.
¡Vengan aquí y oren siempre!
¡Vengan aquí en procesión!
¡Vengan aquí en meditación y oración!
¡Vengan aquí a meditar sobre Nuestros Mensajes!
¡Vengan aquí a meditar sobre los dolores de mi Santísima Hija María, que son tan olvidados.
Vengan aquí y aquí Me encontrarán para siempre para amar, proteger y consolarles.
A todos les dejo mi paz. Paz Marcos, mi hijo más amado al que tanto amo. Usted, que trabaja tan duro por mi Hija María, que es tan dedicada a Ella, derramo sobre usted en este momento una bendición particular de Mi Corazón.
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