jueves, 31 de julio de 2014

Jueves, 31 De Julio De 2014

Mensaje de la Santísima Virgen María dado a la vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, Usa

La Santísima Madre dice: «Alabado sea Jesús».

"Os digo, con toda honestidad, que hoy existen dos Iglesias que se llaman católicas. La liberal y la tradicional. La Iglesia liberal se preocupa más de lo que piensa la gente que de lo que piensa Dios. Esta es la causa de que muchas apariciones sean aplastadas por la jerarquía. Al mismo tiempo, advierto a la Iglesia tradicional contra el fariseísmo. Éste es un escollo espiritual de muchos que se santiguan cada vez más. También este defecto puede conducir a opiniones negativas sobre las apariciones".

«Como ves, hoy es el Remanente Elegido de los Fieles el que busca y tiene fe en las intervenciones del Cielo».

"Sólo vengo para corregir y guiar, no para castigar. Vengo a mostraros Mi preocupación y amor maternales por cada alma. Me intereso por cada uno de tus momentos presentes, desde que abres los ojos hasta que los cierras al anochecer. Ninguna parte de vuestra existencia escapa a Mi mirada".

"No permitáis que vuestros corazones se turben, sino aseguraos en Mi Amor. Sólo deseo vuestro bienestar, incluso en medio de las cruces".

"Dejad a un lado vuestras dudas y temores. Son intentos de Satanás para inquietaros. Deja que Yo proteja tu fe".

Lee 1 Tesalonicenses 2:3-8

Porque nuestra súplica no procede del error ni de la inmundicia, ni se hace con engaño; sino que, así como hemos sido aprobados por Dios para que se nos confíe el Evangelio, así hablamos, no para agradar a los hombres, sino para agradar a Dios, que prueba nuestros corazones. Porque nunca usamos ni palabras de adulación, como sabéis, ni un manto para la codicia, a Dios pongo por testigo; ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros ni de otros, aunque hubiéramos podido exigirla como apóstoles de Cristo. Sino que fuimos amables entre vosotros, como una nodriza que cuida de sus hijos. Así, deseándoos afectuosamente, estábamos dispuestos a compartir con vosotros no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos.