domingo, 27 de septiembre de 2015

Llamamiento de Padre Pío de Pietrelcina a los hijos de Dios.

Hermanos y hermanas, no os canséis de rezar y propagad el Santo Rosario como es la arma más poderosa que el Cielo os ha dado para derrotar a las fuerzas del mal.

Paz y bien, hermanos míos.

No temáis, hermanos míos. Soy Francesco Forgione, mejor conocido como Fray Pío de Pietrelcina. Mi Padre me ha concedido la gracia de comunicarme con todos vosotros a través de este instrumento. Quiero exhortaros fraternalmente y haceros conscientes de los acontecimientos que están a punto de desatarse sobre la humanidad.

Por la gracia de Dios también estaré con vosotros en vuestro paso por el desierto. Yo, humilde servidor del Señor quien en vida sufrió tantos ataques del enemigo de las almas y llevó en su cuerpo la Pasión de Cristo. Quiero acompañaros, Pueblo de Dios, para que por la fuerza de la humildad y el amor podáis también derrotar el orgullo y el odio de la criatura de iniquidad. El enemigo se ha lanzado sobre la humanidad para quitaros el don más preciado que os ha dado Dios: ¡Vuestra Alma!

Hermanos y hermanas en la fe de Cristo, contad con mi humilde asistencia espiritual y consejo. Quiero llevar muchas almas a Dios. Entregádme las almas de vuestros familiares que están inmersos en pecado, apostasía y lejos de Dios y yo intercederé por ellos para que no se pierdan. Cuando estaba en este mundo, salvar almas era mi mayor preocupación y a eso dediqué todo el tiempo posible, ayunando, rezando y haciendo sacrificios por ellas para que por la Misericordia de Dios volvieran a Él. Hoy, en la Gloria Eterna, junto con Nuestra Señora Madre y con todas las almas benditas seguimos orando e intercediendo por ellos, por su salvación.

Hermanos y hermanas, no os canséis de rezar y propagad el Santo Rosario como es la arma más poderosa que el Cielo os ha dado para derrotar a las fuerzas del mal. Muchas gracias son concedidas por nuestro buen Dios y por la intercesión de María nuestra Señora Reina mediante la oración del rosario. El Santo Rosario es el escudo para vuestra alma y pase-entrada a la Gloria Eterna. Millones de vidas han sido libradas de la muerte eterna cuando, con fe, ofrecisteis el Santo Rosario por la salvación de los pecadores. ¡Oh, qué felicidad hay para los mortales que dejan este mundo habiendo escrito en sus almas las rezadas Avemarías, ya que nuestra querida madre les tomará de la mano y no permitirá que se pierdan, aunque hayan cometido muchos pecados!

Sed discípulos del Santo Rosario, formando pequeños grupos de oración en vuestros hogares y comunidades como estos serán pequeñas fortalezas donde el adversario será derrotado. Pedid mi humilde intercesión para que pueda asistiros en la batalla espiritual. Estoy a vuestro servicio. Contad conmigo. Quiero asistirós en los grupos de oración. Invocádme diciendo:

Jesús y María, por la intercesión de vuestro amado servidor Fray Pío de Pietrelcina, concedednos la gracia de salvar muchas almas para el Cielo. Nos unimos en oración rezando el Santo Rosario a vosotros y a vuestro siervo, para que por su intercesión y la Misericordia de Dios salve esas almas que están con más riesgo de ser condenadas hoy. Sea esto Honor y Gloria a nuestro Dios. Amén.

Vuestro humilde servidor, Fray Pío de Pietrelcina

Haced conocer mi mensaje a todo el mundo