lunes, 23 de diciembre de 2013

¡Dejad ya de ofender a Dios, almas pecadoras! Cesad vuestra rebeldía porque se acerca el tiempo del Gran Juicio y muchos de vosotros no volveréis a este mundo.

Gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a Dios y paz a los hombres de buena voluntad.

Hermanos en el amor de mi Padre, que la paz del Todopoderoso esté con vosotros.

EL LLAMADO DE SAN MIGUEL A LA HUMANIDAD

Hoy vengo a deciros que se acerca el día en que debéis rendir cuentas ante mi Padre. Alabad la gloria de Dios, hermanos, porque pronto todo mortal con razón tendrá que dar cuenta a mi Padre por su comportamiento en este mundo. El juicio donde Dios os mostrará cuánto habéis amado y cuánto no; ¡Ay de esas almas que comparecerán ante mi Padre sin haber perdonado, pues sufrirán el fuego purificador del purgatorio y sentirán el dolor de la falta de perdón! ¡Ay de las almas tibias, porque conocerán el infierno, donde acabarán si a su regreso continúan esa tibieza espiritual! Y ay de los sorprendidos por el juicio de Dios en pecado mortal, pues sufrirán el fuego de las almas condenadas y sentirán todo el dolor y la desesperación de estas pobres almas.

¡Dejad ya de ofender a Dios, almas pecadoras! Acabad con vuestra rebeldía porque se acerca la hora del juicio y muchos de vosotros no volveréis a este mundo. ¿Qué esperáis? Ved que el tiempo escasea y está llegando a su límite. No dejéis vuestra salvación para el último minuto, contad y enderezad vuestro camino, para que mañana no tengáis que lamentaros por toda la eternidad.

Hermanos, pronto se revelará a las naciones el ser encarnado del mal, el príncipe de este mundo; bajo ningún motivo caigáis en la tentación de verlo, porque bien sabéis que es la vieja serpiente buscando seduciros y atraerlos con el poder de su mirada para luego extraviarlos. ¡El pueblo de Dios guardaos de mirar o escuchar al ser de iniquidad! Recordad que la curiosidad no proviene de Dios y ha arruinado a muchos; absteneos de caer en las sutiles trampas usadas por el príncipe de este mundo para robar vuestra alma.

Cuando el anticristo anuncie su aparición, debéis desconectar todos los dispositivos donde pueda ser visto o filtrarse su voz, no olvidéis el consejo dado por mi Padre y nuestra Señora Reina, sellar con la sangre del Cordero de Dios todos estos aparatos de comunicación vuestros; recordad que la serpiente es astuta y tiene todos los medios para perder más almas.

Empezad a acostumbraros al silencio en vuestros hogares, dejad apagados esos medios el mayor tiempo posible porque cuando llegue el Anticristo vosotros, hijos de Dios, semilla de mi Padre, estaréis listos.

Nunca os canséis de orar, hacedlo todo el tiempo, porque en tiempos de oscuridad y penumbra que se avecinan, solo la llama de vuestras lámparas ardiendo con oración iluminará. Seréis pequeñas luces en la tiniebla, la luz de vuestras lámparas será vuestra protección y mi Padre enviará Ángeles para velar y protegeros en la oscuridad; Él os mandará a sus ángeles que os lleven en brazos, para que no tropecéis en alguna piedra.

Preparaos, hermanos, porque se acercan los días de purificación, fortaleceos todo lo posible con el cuerpo y sangre del Divino Cordero; no perdáis este tiempo, este corto tiempo que aún tenéis, para alabar a Dios y darle gracias por su infinita misericordia al permitir pronto estar en Su presencia y contemplar Su majestad y toda Su gloria, que transformará vuestra vida y al regresar a este mundo hacer Su santa voluntad y mañana podáis habitar Su nueva creación.

Dad gloria al Dios de la vida porque su amor es eterno. Aleluya, Aleluya, Aleluya.

Vuestro hermano y servidor, Miguel el Arcángel.

Hombres de buena voluntad, haced conocer estos mensajes.