Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
sábado, 2 de enero de 2016
Sábado de expiación y Cenáculo del Corazón de María.
La Madre de Dios habla después de la Santa Misa Sacrificial Tridentina según Pío V en la iglesia doméstica de Göttingen a través de Su instrumento e hija Ana.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Amén. Hoy hemos celebrado el Cenáculo. Por eso, el altar de María estaba bañado en luz dorada, al igual que el altar del sacrificio. La Santísima Madre ha estado presente hoy como Reina de las Rosas. Ella ha esparcido rosas de gracia. He visto las rosas.
La Reina de las Rosas de Heroldsbach hablará hoy: Yo, vuestra queridísima Madre, la Reina Rosa de Heroldsbach, os hablo hoy, en este día del Cenáculo, a través de Mi dispuesta, obediente y humilde instrumento e hija Ana, que está totalmente en la voluntad del Padre Celestial y hoy repite palabras que vienen de Mí, la Reina Rosa de Heroldsbach.
Mis amados hijos, Mis amados hijos de María, Mi amado pequeño rebaño y seguidores, Mis amados peregrinos de cerca y de lejos, os amo a todos y quiero daros hoy una información especial sobre Mi Fiesta del Cenáculo al entrar Conmigo en la Sala de Pentecostés.
Mis amados hijos, estad vigilantes, el maligno anda por ahí. Pero vosotros tenéis una protección especial. Hoy quiero informaros de que la lucha de Satanás entre Él y Yo ha comenzado de forma muy grave. Sabes que no necesitas preocuparte por tu protección, pero el maligno quiere perseguirte por todas partes. Quiere darte información falsa, pero el Padre Celestial nunca te dejará solo cuando estés en la batalla y el maligno quiera perseguirte. El Padre Celestial es el soberano de todo el universo. Lo sabe todo de antemano y puede actuar según Su plan. La gente no conoce Su plan. Tampoco pueden sospechar de su plan, porque Él hace todo según su deseo y voluntad. Y nadie puede comprenderlo.
Mi amado pequeño rebaño, no tengáis miedo de esta lucha. Tendrá lugar enormemente, pero tendréis una protección especial en todo momento. Todo os será comunicado por el Padre Celestial, y vuestra Madre Celestial estará a vuestro lado en esta lucha. Nunca dejo solos a mis hijos de María. Yo, como Madre de los Dolores, sufro especialmente en esta lucha, porque no puedo proteger a muchos que no quieren someterse a la voluntad del Padre Celestial. Reciben iluminaciones especiales, pero hasta ahora ningún sacerdote me ha seguido y se ha consagrado a mi Corazón Inmaculado. Esto es necesario. Seguiréis expiando, rezando y sacrificándoos para que algunos sacerdotes sigan poniéndose a disposición de los deseos y la voluntad del Padre Celestial.
Os amo a todos, especialmente en este día, fiesta del Cenáculo. Ahora el Dios Trino, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo os bendice con triple poder. Amén.
Sois amados, protegidos, y en fidelidad perseveraréis hasta el último momento para cumplir de manera especial al Padre Celestial todo lo que os pida. Amén.
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